LA DESCONFERENCIA: La complejidad de lo simple
Emilia Molero – Responsable de Formación FEDELE (Escuela Mediterráneo)
Vivimos en una época de saturación de información. Las redes sociales contribuyen extraordinariamente a esta sobreexposición que en muchos casos consiste en información contradictoria. El efecto de este exceso es, paradójicamente, la desinformación: como no podemos prestar toda la atención ni discriminar y analizar críticamente toda la información que recibimos, en muchos casos decidimos apropiarnos de ella sin habernos formado previamente una opinión.
Cada vez más debemos ser capaces de seleccionar la información que recibimos, ponerla en perspectiva, relacionarla, completarla y experimentar con ella para darle sentido y convertirla en conocimiento. El conocimiento no es, pues, una simple acumulación de información sino una vivencia adquirida mediante un proceso de aprendizaje donde interviene el trabajo individual y el colectivo. La socialización del saber es fundamental para que se produzca el conocimiento o dicho de otra manera, para que se produzca el descubrimiento de un saber nuevo que nos ayude a comprender mejor nuestra realidad.
La base de esa socialización es la conversación, vista como recurso de aprendizaje y de logro de bienestar: cuando conversamos ponemos en marcha procesos cognitivos, como la escucha atenta, la continua formulación y reformulación del mensaje, las inferencias, la observación, la comprobación, la valoración, el juicio, y además, supone el reencuentro con nuestra condición social más básica: la necesidad de comunicarnos y de entendernos, ¿por qué, entonces, no llevar esa naturalidad a las sesiones formativas?
La revaloración de la conversación como recurso de aprendizaje y la actual puesta en cuestión de los roles del profesor y estudiante que provoca un desplazamiento de los límites entre un rol y otro, constituyen el germen de la Desconferencia, que nace en un momento de replanteamiento y recuperación de antiguos recursos y de obsolescencia de otros.
El nombre, sugerencia de Francisco Herrera, abre un vasto campo de posibilidades y acota mucho otras. Nos dice lo que no es pero no nos dice lo que es. Nos dice que no es una estructura bidireccional enfocada hacia un discurso transmisivo pero nos quedaría describir qué es, aunque bien pensado, ¿es necesario?
Quizás la clave esté en la búsqueda de un entorno adecuado más que de un formato adecuado. La Desconferencia tiene muchos formatos posibles. Todos los necesarios para que el aprendizaje se produzca y la experiencia memorable tenga lugar.[
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Dar prioridad al trabajo en grupo por ser una dinámica de interacción, de pertenencia e interdependencia entre los miembros que propicia la socialización del conocimiento y la construcción de sentido.
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Poner en contacto a personas que habitualmente no trabajan juntas obligándolas a salir de inercias adquiridas.
3
Propiciar que el producto final sea el resultado de compartir puntos de vista y formas de enfocar un problema con el fin de ir ensamblando las piezas que nos lleven a la construcción de conocimiento nuevo.
4
Posibilitar la interacción entre el conocimiento explícito, aquel del que somos conscientes y que puede ser fácilmente recuperado, comunicado y compartido y, el tácito, obtenido a partir de las experiencias y el bagaje que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida y que, tal vez por ello, resulte difícil de ordenar y de expresar. Éste último puede llegar a convertirse en conocimiento explícito si, durante el proceso de colaboración y creación en grupo, lo activamos para dar forma a una idea o pensamiento que vemos necesario expresar.
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Impulsar, promover y fomentar la socialización del conocimiento es un objetivo que deben tener todos los participantes y por supuesto el experto, convertido en dinamizador.
El esquema cíclico del “prosumidor”, en su versión genuina y desinteresada, podría ser válido para estas sesiones, si vemos al experto como un productor y al participante como consumidor en un continuo movimiento oscilante que permite que ambos se nutran mutuamente. En este movimiento los dos se fusionan, se separan y se vuelven a unir en un fluir constante de intercambio de información y conocimiento. Para que este esquema se dé el experto pierde control y poder para dar protagonismo a los equipos de trabajo y a la inteligencia colectiva.
La Desconferencia nació en Sevilla hace 2 años de la mano de Antonio Orta y a lo largo de este tiempo hemos recibido elogios y críticas, más de los primeros que de las segundas. También ha habido quien ha puesto en duda la idoneidad del nombre, pero con respecto a este punto nuestra apuesta es firme: somos conscientes de la fuerza que tienen las palabras y en este caso, el nombre es un indicador del reto que nos hemos propuesto: que la Desconferencia sea una vuelta de tuerca al taller práctico.
La experiencia nos irá dando pautas para que el resultado, siempre provisional, sea lo más parecido a la idea original o más exactamente a la idea original reconstruida.[
]Acabo con una cita de Marina Garcés
En continuïtat amb la naturalesa i no més enllà, l´ànima humana no pot aspirar a una visió privilegiada, ni a una intel.ligibilitat superior, ni a una veritat eterna. Saber és feina, elaboració, assaig-error, una construcció contínua i inacabada del sentit i el valor de l´experiència humana.(1) (En continuidad con la naturaleza y no más allá, el alma humana no puede aspirar a una visión privilegiada, ni a una inteligibilidad superior, ni a una verdad eterna. Saber es trabajo, elaboración, ensayo- error, una construcción continua e inacabada de sentido y el valor de la experiencia humana)
Darnos cuenta de esta realidad constituye nuestro reto actual: un reto simple pero complejo, complejo pero simple.
Referencia de la cita:
(1) Marina Garcés, La nova il.lustració radical, ed. Anagrama, 2017, p. 38