“Hello, my name is Max and I´m Dutch”. Con estas palabras se presentaba el pasado mes de septiembre a sus compañeros y profesores Maximilian Reve, un estudiante holandés de Periodismo que el pasado verano decidió empezar a estudiar español para complementar su formación académica. Sólo tres semanas más tarde de clases intensivas, varias paellas, un par de excursiones, un sinfín de actividades culturales y alguna que otra visita a las bodeguillas de la ciudad para degustar unos ricos embutidos y un buen vino de Requena, Max se desenvolvía con relativa soltura. Como Max, otros 19.000 estudiantes de todo el mundo viajaron en 2007 a la Comunitat Valenciana para aprender la lengua de Cervantes, el idioma de 400 millones de hablantes. En 2007, más de 19.000 extranjeros aprendieron español en los centros de estudios de las tres provincias valencianas

La vida en la Comunitat Valenciana es idónea para que los estudiantes extranjeros practiquen a cualquier hora del día y de la noche sus conocimientos de español. El interés por aprender español se ha multiplicado en Europa y en América en los últimos años. El aprendizaje de una lengua, vinculado a unas vacaciones con fundamento, está en auge desde hace algunos años y se ha convertido en una de las formas de turismo más atractivas que existe para jóvenes y mayores. La vida educativa, cultural y de ocio en la Comunitat Valenciana es idónea para que los visitantes practiquen a cualquier hora del día y de la noche sus conocimientos de español. En Valencia es ya habitual encontrar a los alumnos de español recorriendo la Ciudad de las Artes y las Ciencias y l’Oceanogràfic; también en Alicante es normal  ver a grupos de extranjeros estudiantes de español congregados en terrazas y cafés de la Explanada de España y del Village de la Volvo Ocean Race o disfrutando de las tranquilas  playas de arena y las maravillosas calas que ofrece Denia y en Castellón participando en actividades del Espai d’Art Contemporani. Y es que el turismo idiomático, que el año pasado trajo a la Comunitat Valenciana a 19.000 estudiantes de todas las edades, es una manera original de favorecer la fusión entre culturas y de conocer ciudades y gentes. Al menos eso es  lo que pensó Max Reve cuando decidió aprender español en Valencia.

Max llegó a la Comunidad Valenciana el domingo por la tarde, un amigo español le esperaba en el aeropuerto y le acompañó a la residencia donde se instaló decidido a pasar tres semanas provechosas y divertidas. La residencia, cuya estancia le habían gestionado desde el propio centro de estudios adscrito a Ameele, estaba en plena zona universitaria y le gustó ya que en ella se alojaban chicos y chicas de diversas nacionalidades, junto con estudiantes universitarios españoles. “Esté donde esté, siempre intento encontrar a nuevos amigos para conocer su manera de vivir la vida y conocer lo desconocido”, comentó –en inglés- a su amigo.

La verdad es que Max sólo conocía la Comunidad Valenciana por referencias y le sorprendió desde su llegada al aeropuerto. La amplitud del Mediterráneo y su intensa luz llamaron su atención desde lo alto. En ese momento, Max pensó que aunque su intención era aprender español, estos días también serían para él unas merecidas vacaciones que pensaba disfrutar a tope. Max nació en Holanda, pasó algunos años en Alemania y ha viajado por  toda Europa porque es un trotamundos empedernido. Sin embargo, para él España es diferente y nada más llegar se enamoró del país, de la Comunidad Valenciana, de su gente, de su vida, de su clima y de su idioma. El lunes a primera hora se presentó en el centro de estudios para realizar la prueba de nivel con otros alumnos. Su calificación le llevó directamente, junto a otros cuatro compañeros, uno británico y tres alemanes, al aula de iniciación donde se llevaron a cabo las presentaciones y se dieron las indicaciones del curso.